jueves, 17 de enero de 2013

I can´t stand it but I love it

Tengo una compañera de trabajo, de mi edad, casada, sin hijos, que no deja de decirme siempre que tengo que relajarme. Que tengo la tremenda manía de hacer varias cosas a la vez. Pero es que si no es así, me faltan horas en el día para hacer todo lo que hay que hacer. El siguiente comentario es que tengo que delegar, que hay que priorizar ( Sí, claro!!! si te parece hago una espina de Ishikawa con las labores domésticas!!!), que hay cursos en los que te enseñan a organizar el tiempo....

Ella dedica prácticamente la totalidad de su tiempo a ella misma. No tiene que madrugar para entrar a trabajar de tarde. Tiene tiempo para ir al gimnasio (por lo que ni que decir tiene, tiene un cuerpo 10), quedar con las amigas a comer, cenar o tomarse un café. El dinero que gana, prácticamente lo puede emplear en sí misma ya que, como he dicho, no tiene hijos. De vez en cuando me pone los dientes largos con sus viajes.  El marido trabaja de sol a sol y viaja un montón por lo que yo creo que se ven más bien poco.

Trabajar a este ritmo debe ser agotador.
Creo que ni desayuna, ni come, ni cena en casa por lo que dudo mucho que tenga que pelearse a diario con la aspiradora ni con la lavadora ni con la plancha. El marido gana un pastón y tienen una persona contratada la casa en orden y limpia, aunque es de suponer, que si mi amiga acampa poco por su casa y no tiene niños ni perro que empeñen todas sus energías en dejar trastos por doquier, no creo que la limpiadora viva tampoco especialmente estresada.

Yo tengo la continua sensación de que lo que coloco por un lado, se descoloca por vetetúasabercuál energía poderosa . Creo que gracias a este caos cósmico que es mi casa he comprendido por fin lo que es la entropía termodinámica.
 
Parecemos el norte y el sur, el ying y el yang, el blanco y el negro.

A las 6 de la mañana, me pongo en pie. Antes de irme a trabajar tengo que dejar a los niños preparados y las habitaciones recogidas. Cuando vuelvo del trabajo a eso de las cinco ( mi horario es de 8 a 15 horas también, pero es evidente que no me organizo tan bien como ella) casi sin sentarme a la mesa, me como la comida que he dejado preparada la noche anterior (por aquello de no picar entre horas prefiero dejarla preparada) mientras me aseguro de que los niños hacen sus deberes. Raro es el día que este menester no nos lleva dos horas. No el de comer, ya que suele llevarme menos de 15 minutos (cosa que le viene fenomenal a la úlcera), sino los deberes de lo niños. Me sirve de repaso pero resulta agotador reencontrarse de nuevo con los conceptos ya casi olvidados en algún rincón de mi subconsciente, de Mates, Cono, Lengua, English, Natural English, Française, Plástica, Música....y además preparar los controles o los exámenes, que en este colegio se reproducen como por esporas.
 
Hoy he aprendido vocabulario nuevo ( no hay mal que por bien no venga).

Cuando acabamos los deberes, viene el horario de las duchas, y mientras preparo la cena, voy poniendo la lavadora.

Mientras pongo la mesa, quito la ropa tendida el día anterior y voy preparando la tabla de la plancha. Cuando acabamos de cenar, mientras quitamos la mesa, cuelgo la ropa de la lavadora, y cuando acabo de tender la ropa hay que revisar las mochilas, preparar la ropa y los zapatos del dia siguiente y planchar lo que he recogido del tendedero. Realmente no es que haga dos cosas a la vez, es que voy haciendo una a continuación de la otra, como una cadena de montaje y cuando me quiero dar cuenta me dan las 12 de la noche.

A más de uno le he oido decir que es porque no me organizo.

Y es verdad, mi agenda está llena de tachones and It´s always in a mess. Pero es que yo creo que esta agenda no hay quien la ponga en vereda.

Pero que no se confunda nadie. Aunque da la sensación de que no puedo con mi vida, cuando alrededor de las 12 me siento sola en el sofá aprovechando que la prole ya duerme, miro alrededor mío y si mis ojos se encuentran con la peonza que ha quedado detrás del sofá o veo en el suelo el papel del caramelo que el pequeño se ha comido a escondidas, o me topo con sus dibujos y sus pequeñas notas donde a veces escribe  "te quiero mamá", mi cara se ilumina con una sonrisa.

Creo que no cambiaría este desorden por nada del mundo. Y como la energía no se crea ni se destruye sino que sólo se transforma los resultados de mi esfuerzo, que no son tan evidentes en la cuenta bancaria como los de mi amiga, ya van camino de 10 y 14 años respectivamente.respectivamente.
 

 

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