martes, 22 de enero de 2013

Frankie, nada es una pérdida de tiempo si se usa la experiencia sabiamente

No conozco a nadie que a lo largo de su vida no disfrute de días de rosas y días de espinas.
Pero sólo algunas, y sin motivo aparente, se caen y no son capaces de seguir adelante.
A diario me encuentro en mi rincón con personas que viven situaciones parecidas a la que he descrito. Personas que hasta ese momento aparecían joviales pero de pronto se muestran delante de mí vulnerables, tristes, sin energía. Y lo que es peor, con la sensación de que nunca más volverán a levantarse.
Yo siempre les digo que  la vida es como correr una carrera de obstáculos pero sin entrenamiento previo.
El primer obstáculo, te empeñas a fondo y lo pasas bien.
El segundo, si no tienes mucha preparación, lo pasas peor.
El tercero, también.
Sigues adelante pnesando que la meta está cerca.
Pero de pronto, en uno de esos obstáculos, que no tiene porqué ser precisamente el más difícil ni el más grande, te caes.
Y te caes porque ya te pilla cansado, sin fuerzas.
Y tú no entiendes porqué en el más pequeño no has podido seguir y te has caido.
A veces incluso te puedes tropezar y caer, sin necesidad de enfrentarte a ninguna dificultad. Te pilla en llano.
Pero es igual. Tú ya venías cansado de los anteriores, pero no te dabas cuenta.
Y no pasa nada.
Este momento único, en el que te has caido, te debe servir de mucho. Te sirve para darte cuenta de muchas cosas. Para poder reflexionar sobre todo lo que has pasado hasta ese momento. De cómo eran esos obstáculos que ibas pasando sin pensar, sin meditar, sin aprender.
De cómo estás. De cómo te sientes. Es un momento único para pensar en uno mismo, en cuidarse, en mimarse....para quitarse las agujetas, para coger fuerzas para continuar hasta la meta. Y no importa el tiempo que te lleve. Debe ser ni más ni menos, que el tiempo suficiente para seguir adelante más fuerte, con optimismo, con más sabiduría.
Y parece una tontería pero esta metáfora a muchas personas, las ha ayudado mucho.
 
Espero que esta metáfora, en momentos de crisis, nos sirva para aprender de lo que nos ha llevado a caer. De cómo poder resurgir como el ave fénix, de nuestras cenizas.
Porque en cada obstáculo anterior, en los obstáculos que nos han hecho llegar hasta donde estamos ahora, hay cosas positivas que debemos aprender.
 
Y cuando nos levantemos, lo haremos con mucha más fuerza y más sabiduría.


 
Este post está dedicado a mi amigo Frankie.

 
 

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