sábado, 26 de enero de 2013

Cómo ser madre y no morir en el intento

Ser madre es ser superviviente.
 
Cuando por fin termina la jornada laboral del viernes, mientras pongo el automático al coche para que me lleve a casa y sueño con poder dormir un poco el fin de semana, el estrés se apodera de mi al darme centa de que el sábado por la mañana, tenemos que dividirnos mi costillo y yo para llevar a los niños a los partidos de baloncesto.
 
Hoy hemos tenido que madrugar especialmente y estoy que me caigo.

get up of your lazzy bed (matt bianco) banda sonora para una madre superviviente

 De hecho estaba dormitando algo después de comer, cosa rara en mí, cuando me ha sacado de mi letargo la vibración del móvil. Tenía 32 mensajes de "guassap" (maldito whatsup!!!!!)  de tres chats distintos y un mensaje de la mamá del mejor amigo de mi hijo que me propone celebrar el cumple de los dos ( cumplen años casi el mismo día)  en una bolera.
 
Es una decisión difícil. Mi primer impulso, egoista por mi parte, ha sido decir que a una bolera ni muerta, pero claro, hay que pensar en los homenajeados y en los invitados y realmente ellos se lo van a pasar fenomenal.

Pero ganas que me quedan de hacerme la loca. Porque,  ¿qué me decís de las fiestas de cumpleaños?

Cuando eran más pequeños, las mamis guardaban las formas y todos los niños invitaban a todos los compañeros de clase a sus respectivos cumpleaños. Lo cual suponía una media de 20 cumpleaños por hijo y año. Menos mal que van creciendo y ya sólo invitan a los que consideran sus verdaderos amigos.   

No obstante, aún tienes una media de 12 cumpleaños, 12 regalos y 12 fiestas por hijo y año.

Lo del regalo es otro martirio. Los niños hoy en día tienen de todo y es dificilísimo encontrar algo que el niño en cuestión no tenga y que además le haga ilusión. Yo ya opté hace años por juntarme con otras mamis para que el regalo salga más económico y además sólo se regale una cosa decente y no 24 pequeñas cosas inútiles.

Además, la responsabilidad de comprar el regalo va rotando entre las mamis apuntadas en la lista.

Esto supone que en tu megasuperagenda donde anotas exámenes, revisiones médicas, revisiones odontológicas, las pastillas de desparasitación de la perra, cursos y demás historias, tienes que buscar hueco para contactar con las mamis para ver quién se encarga, qué compramos, cuánto nos gastamos y para ir al cumple. Y aquí es dónde puedo decir que bendito "guasssap"!!!
 



Una vez en el cumple viene la segunda fase estresante. Estar en un lugar cerrado con varios  niños gritando y corriendo de forma descontrolada es tremendo para tus neuronas y para tu jaqueca. Esa que ya traes de fábrica desde el lunes hasta el viernes, y que se va acentuando según pasa la semana.

Pero es que si optas por hacerlo en el parque o en la casa de campo (algunas se atreven!!!)  es terrible para tus piernas ya que te toca correr de un lado para otro para evitar que ninguno se pierda o se caiga o se peguen...claro! que bien pensado esto viene bien para mantener la línea. Sí esa que tengo algo perjudicada por la maternidad y los malos hábitos.

Otra opción es ir a una bolera. En ese caso tienes que estar pendiente de que ninguno se lesione con las bolas al caer en sus delicados piececitos además de controlar que se aburran hasta que les toque tirar de nuevo.
 
Por cierto, no sé si os habéis fijado, pero en las fiestas hay dos tipos de mamis. Las que llegan, dejan al niño y se largan con la excusa de tener que comprar, hacer un recado urgente o llevar a los otros hijos a vetetúasaberdónde y las pringadas que deciden quedarse vigilando a la prole.

He de decir que en el primer grupo suele haber un número elevado de miembros y en el segundo una minoría importante.

Y claro, yo siempre he sido abogado de pleitos pobres y me gusta apoyar a las minorías.

Esto implica acabar la jornada con una jaqueca tremenda, con agujetas en las piernas de correr de un lado para otro o de agacharte una y otra vez a recoger todo lo que tiran al suelo, además de la tensión muscular a nivel de la columna cervical producida por el estrés de ver la jauría descontrolada mientras algunas mamis,  que se han quedado por allí, están muy ocupadas hablando de la operación bikini.

El próximo cumpleaños, yo emigro a Australia.
 
 
 
 

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