miércoles, 30 de enero de 2013

El laberinto del fauno: ¿cuál es el límite entre la realidad y la ficción?

Recuerdo que cuando vi "El laberinto del Fauno"  en el cine, algunas escenas me parecieron prescindibles puesto que no me gusta la violencia, y algunas de ellas eran muy explícitas.

Me imagino que Guillermo del Toro (guionista y director de la película) quiso exponer con el mismo realismo el mundo fantástico que creó para que Ofelia escapara de la realidad y la realidad de una España en plena postguerra.

Hace poco la ví de nuevo, en casa. En esta ocasión tenía la oportunidad de cambiar de canal si la cosa "se ponía fea".

Está protagonizada por Sergi López (Vidal), Maribel Verdú (Mercedes), Ivana Baquero (Ofelia), Álex Angulo (el doctor Ferreiro), Ariadna Gil (Carmen) y Roger Casamajor (Pedro).

La narración transcurre en un molino, en los montes de Galicia (al menos eso parece por el acento de los lugareños) al que llega Vidal, con su mujer Carmen, en avanzado estado de gestación y su hijastra, Ofelia.

Vidal es  un militar sádico con sus enemigos y obsesionado por la muerte heroica de su padre, representada por un reloj que siempre lleva consigo.  Su otra obsesión es tener un hijo varón al que  poner su nombre y al que educar en los mismos “valores”.  Esta obsesión le llevará hasta las últimas consecuencias de sacrificar la vida de su mujer Carmen.

Ofelia tiene una afición desmesurada por los libros de Hadas y escapa del terrible dolor que le causa ver a su madre enferma, recordar la muerte de su padre al principio de la Guerra Civil y de la crueldad de su padrastro, con la fantasía de imaginar que es una princesa a la que el pueblo lleva años esperando y que debe superar tres duras pruebas antes de que llegue la luna llena. Este mundo mágico le ayuda a evadirse de la crueldad del mundo que la rodea. En este mundo fantástico también hará todo lo posible por salvar la vida de su madre y de su hermano, hasta el punto de perder la suya propia en manos de su padrastro.

Vidal llega al molino con el objetivo de acabar con la resistencia republicana, escondida en el bosque cercano para lo cual echa mano de la tortura, el asesinato. También se encarga de requisar y almacenar todos los alimentos de la gente del pueblo para posteriormente encargarse de racionarlos.

En el molino, Mercedes se encarga de organizar el trabajo doméstico dirigiendo al resto de miembros del servicio, y el Dr Ferreiro del cuidado de Carmen, que presenta hemorragias y fiebre en la recta final de su embarazo.

El papel más destacado para mí, además del de Ofelia, es el de Mercedes, responsable de dirigir a todos los sirvientes del molino, para satisfacer las exigencias del capitán. Además es hermana de Pedro, uno de los guerrilleros de la resistencia. Por las noches se encarga de llevarles medicinas y alimentos también ejerce el papel de protectora de Ofelia. Ambas, Mercedes y Ofelia, encarnan la rebeldía y las ganas de cambiar la realidad que les rodea y les incomoda.


En esta película, lo que Guillermo del Toro maneja magistralmente es el límite entre la realidad y la ficción. La realidad, brutal, desgarradora, cargada de obscurantismo y violencia explícita se entremezcla con la ficción, el mundo mágico creado por Ofelia.

Esta oposición entre la realidad y la ficción es una representación de la oposición entre el mal y el bien, entre la crudeza de la realidad y la inocencia infantil o nuestra capacidad para escapar de lo que no nos agrada imaginando un mundo paralelo.

El miedo que tiene al capitán y la angustia de ver a su madre enferma la hacen imaginar una historia que, al estar tan bien solapada con la realidad, puede parecer creíble a los ojos del espectador. En la escena final el límite entre ambos mundos es tan sutil que puede parecer inexistente. Yo, desde luego llegué a creer que Ofelia finalmente consigue convertirse en la princesa inmortal que el Fauno y los seres fantásticos que conviven con él en el laberinto que descubre en el bosque están esperando desde hace tiempo.


Reconozco que el mundo que imagina Ofelia llegó a ser prácticamente real en mi mente, hasta el punto que esperaba que el final fuese otro muy distinto.

Una alegoría de lo que la mente humana es muy capaz de hacer para escapar de la realidad incómoda.

No no sé mis compañeros, pero a veces, viendo el rumbo que está tomando la sanidad pública pienso que estoy viviendo un sueño.

Otras veces, viendo la realidad tengo la tentación de cambiar de canal.

¿Hasta dónde llega la realidad y dónde empieza la ficción en esta película llamada "Sanidad Madrileña"?



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