jueves, 21 de febrero de 2013

Hoy va de agradecimientos

Después de la tempestad (martes terrible) viene la calma (miércoles menos terrible).
Empezamos el día con una reunión de equipo donde se nos comunicó que en breve se publicarán los pliegos de descargo con los centros que se van a privatizar (27 centros de salud y 6 hospitales) y las condiciones.
Se nos comunicó también que la consejería que ha estado toreandonos cual manolete ha decidido mofarse del documento realizado con el esfuerzo de los profesionales que cada día cuidan de la salud de los pacientes y salvan vidas, en el que se proponían medidas de ahorro manteniendo la justicia, la equidad y la calidad de la sanidad y en la que lo ahorrado no engrosaría el bolsillo de la empresa privada de turno sino que directamente redundaría en más medios para seguir atendiendo a nuestros pacientes.
En breve, además, tendremos que trabajar sí o sí 40 horas a la semana en lugar de 37.5 , todo ello por menos sueldo.
A mí este último punto no me preocupa especialmente ya que puedo dedicar 2.5 horas una mañana a hacer ecografías tranquilamente sin que me sigan colando pacientes "urgentes".
Con tan buenas vibraciones uno debe asumir su consulta. Ayer muy buena, sólo de 41 pacientes y con menos complicaciones que el día previo aunque también con sus sobresaltos.
Pero detrás de las nubes, siempre sale el sol y entre tanta vorágine siempre hay algo que te hace sonreir o al menos sentir que no eres useless.
Ayer mis pacientes reconocieron nuestra labor. Y digo nuestra porque es la labor que cada día hacemos tantos sanitarios y no sanitarios en los centros de salud y en los hospitales. Agradecieron que nos sentemos durante seis horas ininterrumpidas atendiendo siempre con buena cara sus necesidades de salud. Agradecieron que no mirasemos el reloj cuando ayer se nos complicó un caso y tuvimos que salir a las nueve y media y reconocieron que no hay derecho a que se nos ningunee y se nos maltrate.
Agradecieron que por fín diesemos con la dosis y el fármaco adecuado para que su padre o su madre no tuviera dolor.
Y yo desde aquí quiero agradecerles a ellos su paciencia infinita cuando tienen que esperar, a veces una hora u hora y media, para entrar a verme.
Estoy totalmente segura de que mis jefes jamás tendrán esta sensación de serenidad y liberación que da tener la conciencia tranquila.

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