De vez en cuando hay que ordenar los archivos del disco duro.
No sé los demás pero yo, por más que lo intento, al final tardo un montón en localizar el archivo que busco y eso es porque las prisas con las que afrontamos el día a día hacen que guardemos sin ningún tipo de orden todos los archivos.
Lo más fácil, pero llevaría tiempo cada día, sería guardarlos en la carpeta correspondiente.
Si buscas una foto, te das cuenta de que tienes fotos dispersas por todo doquier: escritorio, unidad C, discos extraíbles.
Si buscas un documento tomas conciencia de que para llegar a él debes nadar en un mar de words, power points y excels.
Con lo sencillo que sería dedicar cada día un poco de tiempo a
1. Analizar qué tipo de información quiero guardar y cuál no. No toda la información que recibimos cada día es relevante. Hay que hacer un ejercicio crítico de lo que es realmente importante y lo que no.
2. Una vez que decides guardarla es fundamental programar en qué sitio quieres hacerlo, para evitar que encontrarlo te lleve una eternidad.
3. Desechar aquello que no es imprescindible.
Eso mismo deberíamos hacer con nuestra mente.
Al fin y al cabo es nuestro disco duro, no?
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