Llevo tiempo sin escribir. Y no por falta de temas, que los hay. Sino por falta de tiempo.
Hoy abro la boca absolutamente indignada.
Ayer, un antiguo tutor de cuando fui residente dirigió mi atención a un artículo que he leído de principio a fin dos veces con la intención de comprender los motivos que hacen a un periodista sin escrúpulos, al que pagan por decir lo que le sale de las narices sin ningún tipo de conocimiento, escribir para desacreditar a la profesión médica. Se trata de Itxu Díaz, periodista de intereconomía.( @itxudiaz, http://www.itxudiaz.com/)
En su artículo, que si lo queréis leer está disponible aquí (laestocada humanitaria) distingue dos tipos de médicos (por resumir) los que salvan vidas y los que se dedican a ( y escribo textualmente) ".... clavar bisturís a las personas de buena voluntad y a pinchar culos inocentes sin una causa que lo justifique. Y, sinceramente, no se me ocurre nada que pueda justificar un pinchazo en culo ajeno. " indicando, sin ningún tipo de escrúpulos que los desprecia.
Es curioso que un hipocondriaco confeso se dedique a desprestigiar a aquellos profesionales que han estudiado seis años de carrera, uno para preparar el MIR y entre cuatro y cinco años más para especializarse (es decir un total de 11 años como mínimo).
Yo pensaba que un periodista, entre otras cosas, buscaba información y la contrastaba. Pero ahora resulta que se dedican a lanzar insultos a troche y moche sin escrúpulo alguno.
Hay médicos que se dedican a salvar vidas de forma urgente o emergente (cirujanos, urgenciólogos, intensivistas....) y otros que se dedican a salvar vidas de forma preventiva ( medicina preventiva, atención a enfermedades crónicas, diagnóstico precoz de enfermedades, educación para la salud) además de atender síntomas menores como el que describe con tanto detalle y de forma tan simplista.
"Y luego están las preguntas del doctor, esas que arrojan con rutina, a toda prisa y sin vocalizar, al tiempo que te palpan las amígdalas, te ponen el termómetro, te aprietan los testículos, te miden la tensión, y practican espeleología en tus oídos.
-Dígame, ¿su tos es seca o fecunda?
-Mi tos es molesta.
-¿Podría describirme cómo es el moco?
-Asqueroso.
-¿Ese dolor de cabeza del que me habla es anterior o posterior a llevarla suelta y debajo del brazo?
-¿Eh?
Hecho el diagnóstico, la cosa siempre termina igual. Las opciones son ingerir una serie de medicamentos que te destrozan el estómago y agravan todos los síntomas, recibir un tratamiento intensivo que es bastante peor que la propia enfermedad, o dejarte punzar cualquier parte del cuerpo con algunos de los artilugios cortantes que guardan siempre en la vitrina de la entrada. Los médicos disfrutan especialmente con la exposición de sus armas."
-Dígame, ¿su tos es seca o fecunda?
-Mi tos es molesta.
-¿Podría describirme cómo es el moco?
-Asqueroso.
-¿Ese dolor de cabeza del que me habla es anterior o posterior a llevarla suelta y debajo del brazo?
-¿Eh?
Hecho el diagnóstico, la cosa siempre termina igual. Las opciones son ingerir una serie de medicamentos que te destrozan el estómago y agravan todos los síntomas, recibir un tratamiento intensivo que es bastante peor que la propia enfermedad, o dejarte punzar cualquier parte del cuerpo con algunos de los artilugios cortantes que guardan siempre en la vitrina de la entrada. Los médicos disfrutan especialmente con la exposición de sus armas."
También acompañan al paciente en su sufrimiento físico y mental durante el doloroso camino de la enfermedad crónica e incurable.
Tal y como lo explica Itxu Díaz, el ejercicio de la medicina o es para salvar vidas (hospitales) o es para atender memeces de forma mecánica y sin sentido). Vamos todo muy simplista y muy absurdo. Será porque las veces que ha ido usted al médico sólo tenía síntomas menores que no requerían más atención.
Tal y como lo explica Itxu Díaz, el ejercicio de la medicina o es para salvar vidas (hospitales) o es para atender memeces de forma mecánica y sin sentido). Vamos todo muy simplista y muy absurdo. Será porque las veces que ha ido usted al médico sólo tenía síntomas menores que no requerían más atención.
Por desgracia, a lo largo de nuestra jornada laboral nos tenemos que examinar una media de 50 veces ( al menos una por paciente) para poder distinguir los procesos banales de los potencialmente importantes. Y por desgracia, o mejor dicho por suerte, la herramienta más accesible es hoy por hoy la historia clínica y la exploración física. Las pruebas complementarias ya vendrán después si son necesarias y, por supuesto, debidamente solicitadas sólo si están indicadas.
De verdad que me parece sinceramente deleznable que alguien a quien le toca cumplimentar cada día la página que le corresponde en el periódico de turno tenga como recurso meterse con un tercero sin conocimiento de causa.
Si no sabe sobre qué escribir, mejor quédese callado. Es mejor permanecer en silencio que abrir la boca para decir tonterías.
Si quiere hacerse el gracioso, es mejor que se esfuerce ya que gracia, lo que se dice gracia, no tiene ninguna.
Y, por último, si las veces que ha ido al médico sus motivos de salud no requerían más atención que la historia clínica, mirarle las amígdalas o auscultarle, le doy la enhorabuena ya que muchos pacientes con enfermedades graves agradecerían mucho haber tenido la misma suerte.
Es fácil vivir con los ojos cerrados
interpretando mal todo lo que se ve
John Lennon
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