miércoles, 17 de abril de 2013

Las apariencias no engañan

Últimamente no me queda más remedio, por diversos motivos, que visitar bastante a los colegas.
He visitado primaria y especializada tanto en la privada como en la pública.
Y puedo decir que la primera impresión es muy importante.
No es lo mismo esperar una hora en una sala de espera acogedora con hilo musical relajante, bien decorada, aunque sobria, donde puedes encontrar material para entretenerte (revistas, folletos informativos) y donde impera el silencio, que esperar una hora en una sala de espera ruidosa, destartalada y mal acondicionada, llena de carteles obsoletos, a veces a medio arrancar, y que nadie recuerda ni cuándo ni porqué se pusieron...
Tiene algún sentido mantener un cartel que dice " A partir del próximo 1 de julio de 2011......" en abril del 2013?
¿Cuesta tanto que los propios profesionales que trabajan en los centros sean partícipes del buen mantenimiento y acondicionamiento de las consultas y las salas de espera?
¿Produce la misma impresión entrar en una consulta inmaculada, donde la pantalla del ordenador no sirve de barrera entre el paciente y el profesional, donde cada objeto, papel o libro se encuentra en su justo lugar y no formando montañas llenas de polvo en una encimera?
¿Es igual que te atienda un profesional bien vestido y con tono agradable?
He ocupado varias consultas en las que, nada más entrar he tenido que hacer limpieza y dejar lo imprescindible......una mesa despejada, un bolígrafo y un cajón ordenado de dónde recuperar, en caso necesario, unos folios, una grapadora o un clip.
Creo que no somos lo suficientemente conscientes de que, igual que nosotros nos fijamos en el lenguaje verbal y no verbal de nuestros pacientes, ellos observan nuestra forma de actuar, cómo cuidamos nuestra consulta, cómo les recibimos, cómo les preguntamos, cómo nos dirigimos a ellos para explorarlos. No lo somos pero deberíamos.

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