Lo cierto es que, como he dicho en alguna ocasión, el ser humano tiene una poderosa herramienta, que bien utilizada es el arma más potente para desarmar al adversario manifestando abiertamente lo que pensamos sin perder la compostura; la palabra.
Pero no la palabra malsonante ni altiva. Sino la palabra como vehículo para manifestar con argumentos cuál es mi opinión.
En el fondo somos animales y si no nos ponemos límites como las normas de convivencia o las leyes, podemos ser muy destructivos con nosotros mismos.
¿Qué imagen les damos a nuestros hijos, a los que debemos educar para construir un mundo mejor en el que la convivencia es posible, si nos saltamos las normas y las leyes?
¿Qué imagen le doy a mis hijos si no acato las leyes?
Eso mismo deberían pensar algunos dirigentes, que sólo piensan en su propia gloria y en sus propios intereses. Y mientras tanto, en lugar de trabajar todos a una para salir del agujero, La Generalitat de Cataluña no acatará la decisión del TSJC.
Pienso firmemente que con este tipo de decisiones, lanzamos mensajes muy peligrosos a las nuevas generaciones. Generaciones que no ven claro su futuro y a las que se les está abriendo la puerta a la violencia y a la falta de respeto.
Y no deberíamos olvidar, que el ser humano precisa límites.
Como reza la foto; la paz no se consigue sin esfuerzo. Si quieres la paz, trabaja por la paz.
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