martes, 5 de marzo de 2013

¿Porqué cuándo tienes un hijo no te dan un manual de instrucciones?

Cuando una decide tener un hijo debería comprarse el manual "cómo ser madre y no morir en el intento". ¿Cómo? ¿qué? ¿que no lo venden? Ah! Que no existe!

Bueno, lo dicho. Que debería haber un manual que te enseñase a cómo sobrevivir cada día, ante cada nuevo reto.

Este año, por carnavales, en el colegio de mis hijos decidieron que los disfraces deberían versar sobre la naturaleza así que unos irían de frutas, otros de hortalizas, otros de flores, otros de arbustos.
 
¿Vaya por dios! Qué manía tiene el director con hacernos coser a las madres. Y dónde ha quedado eso de disfrazarte de lo que te apetezca, que traducido a mi idioma de madre corriendoatodositiosinllegaraningunaparteatiempo es comprarlo ya hecho o reciclarlo del armario de los primos mayores.

Pues no, señores, este año había que hacer el disfraz.  
 
Y ahí viene el segundo trago que hay que pasar y que no es otro que hablar en el parque con las mamis de los otros niños sobre cómo se cose el disfraz de racimo de uvas y dónde comprar la tela.

- Mira chica, si es facilísimo, tu coges y haces el patrón en papel de seda y luego haces la prueba y si queda bien, pues lo dibujas encima de la tela, lo cortas, lo hilvanas y se lo pruebas de nuevo. Si le queda bien, a coser y punto.

Mira chica (pienso yo, claro! puesto que ni me atrevo a decirlo): que yo soy de ciencias, que cuando me dieron a elegir en el cole entre diseño y costura yo elegí diseño y que no he hecho un patrón, ni hilvanado en toda mi vida....Hilvanar....curiosa palabra, por cierto.
En fin...tomas nota de todo en tu agenda/libreta de notas donde apuntas todo: las reuniones, los cumpleaños, la lista de la compra, cómo se hace el bizcocho sin huevo y ahora cómo se hace un disfraz de uvas.

El tercer trago es ir a la tienda a comprar la tela. Yo que no tengo ni un minuto que perder me desespero cuando me encuentro con una cola interminable de mujeres charlando sobre cómo hacer el disfraz de tomate, o de árbol o de anthurium....que en mi vida he visto conversación más aburrida.

Como ves pasar los minutos y casi, si me apuras las horas, al final llamas desesperada a tu amiga Maite, que es muy apañada y le pides que te eche una manita.

Pero tu amiga Maite está en Estocolmo en viaje de trabajo y no vuelve hasta la semana que viene y el tiempo apremia y el disfraz es para dentro de dos días....así que ¿sabes lo que te digo?...pues que voy a ver qué encuentro en la tienda de disfrazes del Zoco.

Llegas allí, a media hora del cierre y todas las madres que eligieron diseño en vez de costura han decidido ir al mismo sitio a por el mismo disfraz y a la misma hora.

Y claro, sigues viendo el tiempo pasar mientras intentas mantener a tus hijos a raya para que no destrocen la tienda. Porque en el Zoco, las chicas son muy pijas y sus hijos es que ni se mueven pero los tuyos no paran de correr de un lado a otro buscando el disfraz de dinosaurio y sacando todas las espadas del cesto.

Cuando por fin te toca sólo queda un disfraz más o menos relacionado con el tema elegido, pero es de tomate, y es de la talla 4 y tu necesitas la 8 por lo menos y en la clase de tu hijo deben ir de frutas y mi hijo me recuerda que el tomate NO es una fruta.

Tu hijo reniega porque no quiere ir de tomate, quiere ir de Anakin Skywalker y encima el disfraz le pica y encima casi ni le cierra....

Pero el tiempo apremia y no hay lugar para tonterías así que te llevas el disfraz de tomate, por el módico precio de 28 euros bajo la mirada airada de tu hijo que sigue gritando que quiere llevar el disfraz de Anakin.

Cuando ya hemos conseguido pagar, enpaquetar el disfraz y guardar mi vergüenza en el fondo del bolso, junto con los pokemon y los muñecos de Ben 10, enfilas lo más rápidamente posible hacia el coche y subes pensando que al año que viene YO me disfrazo de  Cruella De Vil...o de Darth Vader.

Palabrita de Avefénix.

 

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