Añadiría además que los nietos disfrutan más de los abuelos que de los propios padres y, en mi caso, diría que disfruto más de mi padre como abuelo.
Suena extraño, lo sé, pero es que lo que yo recuerdo es ver a mi padre trabajando, trabajando y trabajando. Como es muy "García" lo de llegar tarde no va con él y siempre se ha levantado a los amaneceres para ser puntual en el trabajo. Se iba de casa a las cinco y media de la mañana y recuerdo más de una vez y más de dos que llegase a casa, reventado, llegadas las once. No tenía tiempo de jugar con nosotros aunque si veíamos que flaqueabamos en nuestros deberes siempre nos recordaba que las cosas se consiguen con esfuerzo.
Ahora, a sus 79 años sigue con una envidiable energía a cuestas. Esa energía que permite que cada mañana acuda a mi casa para hacerse cargo de mis hijos y llevarlos al colegio puesto que ahora soy yo la que se levanta a los amaneceres para ir a trabajar y llega a las miles cansada de la jornada laboral. Y él tiene siempre un momento para hacer que sus nietos disfruten en el parque, enseñarles a jugar al dominó, al parchis o al tute o para revisarles los deberes y supervisar que no queda nada por hacer. Controla las meriendas e intermedia en las pequeñas disputas del patio.
Mi padre, como abuelo, me encanta. Gracias a mis hijos he descubierto su omnipresente figura en nuestras vidas.
Gracias papá y desde aquí felicidades a todos los padres
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