En estos días del año el pueblo espera,
Que venga pronto el Mesías a nuestra tierra
En la ciudad de Belén llama a las puertas
Pregunta en las posadas….y no hay respuesta
La tarde ya lo sospecha; está alerta.
El sol le dice a la luna que no se duerma.
A la ciudad de Belén, vendrá una estrella,
vendrá con todo el que quiera cruzar fronteras
(La Virgen sueña caminos. Canción de Adviento)
Vivimos momentos de
dificultad e incertidumbre, pero es precisamente en estos retos de la vida en
los que tenemos la libertad para crear cualquier cosa que deseemos. Así que no perdamos la ilusión de seguir trabajando por un mundo
mejor.
Puede que el 2014 nos traiga, entre otras sorpresas, la marea privatizadora de nuestro jefe que parece, de forma silenciosa como la tempestad que precede a la calma, seguir adelante irremediablemente. Puede que los centros sean gestionados por EBAs y sean ocupados por profesionales más JASP (jóvenes absoluta y sobradamente preparados) pero de lo que estoy segura es de que no vendrán médicos de familia más entregados día a día a sus pacientes que muchos compañeros con los que tengo el honor de trabajar y haber trabajado.
Mientras el futuro trae lo que tenga que venir, quiero resumir mi año profesional en momentos que han ido ocupando mi mochila.
Algunos buenos, otros tristes, otros conflictivos.
1. La Alegría por la feliz espera de un hijo y por su nacimiento. Por el nacimiento de un nieto. Por recibir, al fin, buenas noticias. Por alivio al saber que los resultados están bien. También porque he conseguido un trabajo o he resuelto el conflicto con mi pareja, mis hijos o mis padres.
2. La Tristeza por la vivencia de una enfermedad que no tiene cura, por acompañar a un ser querido en su sufrimiento, por la muerte de mi marido, de mi madre o de un hijo. Por no poder quedarme embarazada.
3. La Rabia y la Frustración por vivir situaciones de conflicto en el trabajo, en la familia, en el matrimonio o en la consulta. Por no conseguir algunas cosas que deseamos. Al saber que mi enfermedad es crónica y no tiene cura. Al darme cuenta que me voy haciendo mayor y tengo mis limitaciones. Por no ser capaces de superar tantas crisis de pareja.
4. La Rebeldía porque no "quiero hacerme los controles" de mi tensión o mi azúcar, hasta que tengo un susto. Porque me resisto a hacerme mayor.
5. La Incertidumbre ante el futuro, hasta que conozca el resultado de mis pruebas,
6. El Miedo a un embarazo inesperado, a una intervención quirúrgica, a empezar a utilizar un tratamiento nuevo. A ser tratado diferente por no tener recursos, por ser de distinta raza o religión.
7. La Angustia de vivir en un país extranjero sin familia ni amigos a los que recurrir si me pasa algo, por no poder acudir al funeral de mi padre fuera de España o por vivir la enfermedad de un hijo desde la distancia insalvable de miles de kilómetros y un océano.
Seguramente hay muchas más. Detrás de todas ellas están las caras de muchas personas que no puedo ni debo nombrar pero a las que quiero agradecer que me permitan compartir con ellos todos estos momentos y alegrarme, entristecerme, dudar, sentirme frustrada en tantos momentos. Porque así puedo seguir aprendiendo cada día de todos los matices de las emociones que podemos tener cómo podemos enfrentarnos al proceso de la salud y de la enfermedad.
A veces uno se empeña en esperar cosas que no llegan. Un detalle, una mirada, una pregunta de verdadero y sentido interés por tu vida. Lo realmente importante no se compra en una tienda.
Y de pronto, recibes un regalo de alguien inesperado.
Que te regalen algo que alguien ha hecho para ti con sus propias manos no tiene precio pero, si se acompañan de palabras como "nunca olvidaré cómo se alegró usted, conmigo, cuando mis resultados dieron bien", es absolutamente único.
Gracias a ti. Por comprender que mi trabajo es precisamente ese. ACOMPAÑAR Y CUIDAR.
Un día llegas a casa y te das cuenta de que todo ha cambiado.
En realidad has tenido un presentimiento al salir del trabajo. Hace tiempo que no sientes la necesidad de salir corriendo porque necesitas verle.
Ya no te sientes triste cuando sale de viaje ni cuentas las horas para que vuelva.
Parece algo simple, pero, de pronto, ya no os miráis ni os buscáis como antes.
Las obligaciones y las preocupaciones de cada día han ido formando un muro cada vez más alto entre los dos.
Puedes intentar acercarte a él todo lo que quieras. Siempre encontrarás algo que se interponga entre vosotros. Una llamada del trabajo, el llanto de tu hijo, la llamada de tu madre.
Puedes intentar encontrarte en su mirada, que hasta hace poco te buscaba cómplice. Siempre habrá algún motivo para sentirla esquiva.
Todas las palabras parecen malintencionadas o malinterpretadas.
Con sólo miraros comprendíais perfectamente lo que sentía o necesitaba el otro.
Ahora, ni siquiera la palabra basta para hacerle entender cómo te sientes.
En cada intento de conversación, lo único que sale de vuestras bocas es un reproche.
El nosotros ha desaparecido para dejar paso al yo.
Mientras las lágrimas brotan en tus ojos y la angustia se apodera de tu corazón piensas ¿En qué punto comenzó todo? ¿Es posible retornar al principio?
Lamentablemente sabes que, en la mayoría de las ocasiones, este instante indica un punto de no retorno.
A un passo dal possibile
A un passo da te
Paura di decidere
Paura di me
Di tutto quello che non so
Di tutto quello che non ho
Eppure sentire
Nei fiori tra l'asfalto
Nei cieli di cobalto - c'è
Eppure sentire
Nei sogni in fondo a un pianto
Nei giorni di silenzio - c'è
Un senso di te
C'è un senso do te
Eppure sentire
Nei fiori tra l'asfalto
Nei cieli di cobalto - c'è
Eppure sentire
Nei sogni in fondo a un pianto
Nei giorni di silenzio - c'è
Un senso di te
C'è un senso di te
Un senso di te
C'è un senso di te
Vuelvo a casa agotada, como siempre. Porque intento emplearme a fondo ante cada paciente.
Mientras preparo la cena hablo con mi hija sobre su día.
Me dice que está cansada porque desde que empezaron las clases en septiembre no ha hecho más que examinarse.
"¡¡Pobre!!"- pienso mientras sonrío- "¡¡Bienvenida al mundo real!!"
Porque un médico de familia se examina cada día una media de 50 veces ( dependiendo del número de pacientes y, siempre y cuando el paciente traiga sólo un motivo de consulta)
No me quejo. En absoluto.
Me gusta mi trabajo. Mucho.
Sólo me gustaría disponer más tiempo por paciente.
El tiempo es fundamental para comprender cuál es su demanda real.
Por que...no todo lo cura o lo alivia una pastilla.
Una de las herramientas más poderosas en la consulta del médico de familia es la palabra. Ya lo he comentado más veces. Y uno de los retos más frecuentes, el manejo del tiempo.
Hay que mantenerse alerta en cada segundo de la entrevista clínica porque a veces, los síntomas manifestados no son más que una tapadera o una excusa o una manifestación larvada que nos permite abrir la caja de los truenos.
Y una vez abierta, hay que saber que es una oportunidad de oro para tender la mano e iniciar una relación de ayuda. Y es ahí donde el reloj a veces debe pararse intentando mantener un equilibrio entre el tiempo que el paciente que tienes delante precisa y el tiempo de los pacientes que aún esperan para ser atendidos
Hace ya años que me topé con esta expresión y tuve la oportunidad de trabajar con un enfermero que la ponía en práctica de forma magistral.
La relación de ayuda podría asimilarse a la práctica, más habitual hace unos años que ahora, del desahogo.
Antes las relaciones sociales no necesitaban de teléfonos, ni ordenadores, ni whatsapp, ni Facebook, ni twitter.
Yo no digo que no tengan sus ventajas (relaciones más globales, inmediatez, acortar distancias) pero también tienen muchos inconvenientes (pérdida de intimidad, falta de comunicación real).
Pero las redes sociales no son la panacea y al final, el ser humano se siente solo.
El correo electrónico puede estar cargado de mensajes pero la mayoría de las veces los que se acuerdan de uno es porque hay que reenviar el PPS del angelito a 100 contactos para que no te caigan 200 años de mala suerte, o el pps del carpe diem para recordarnos que debemos ser optimistas y felices, o el video gracioso de moda.
Pero la realidad, es que en el siglo XXI, en la era de las comunicaciones, cuando el ser humano está más conectado y más informado que nunca, es cuando se encuentra más solo que nunca. Verdad verdadera.
No hace mucho tiempo las relaciones se construían de forma directa, en la familia, con los amigos, con los compañeros de trabajo. La familia, los vecinos, los amigos, constituían el núcleo fundamental de apoyo cuando uno se encontraba enfermo, o triste. El soporte emocional lo proporcionaban los familiares, los pacientes, los vecinos, los amigos, el médico de familia o el cura del barrio. Pero hoy en día lo sustenta la world wide web de forma falaz.
En el ámbito de la salud, sobre todo en la consulta del médico de familia es fundamental el enfoque desde el punto de vista biopsicosocial. El paciente, ante el proceso de la enfermedad, también presenta necesidades emocionales, sociales y espirituales.
La relación de ayuda es acoger, escuchar, comprender, respetar y acompañar a las personas en la búsqueda de la solución de sus propios problemas.
Antes de lanzarse al ruedo es importante saber que requiere un poco de técnica y partir de una serie de premisas.
1. El que inicia una relación de ayuda debe conocerse muy bien a sí mismo, con el objetivo de evitar proyectar en el otro aspectos inconscientes de la propia personalidad, vivencias personales, miedos.
2. Queda totalmente prohibido manipular la toma de decisiones del otro. El paciente debe tomar sus propias decisiones. Nuestra función es única y exclusivamente acompañar y nunca dirigir.
3. Es prioritario que el que realiza relación de ayuda tenga una buena capacidad de escucha. La escucha activa es la herramienta más poderosa. Cuando uno se siente escuchado comprende que tiene valor para el interlocutor y es mucho más fácil que se pueda expresar con libertad, abiertamente. Escuchar de forma activa es difícil. Es fundamental escuchar en absoluto silencio, incluso silenciando nuestros propios pensamientos. Debemos centrarnos por completo en el otro.
4. Desarrollar la capacidad de la escucha activa y la empatía, sabiendo que ser empático es ser capaz de "leer" emocionalmente al otro.
5. Motivar a la persona a hacerse responsable de su propia vida.
El que escucha debe ayudar al otro a realizar elecciones maduras y responsables permitiendo ponerle ante la situación que le preocupa sopesando los aspectos positivos y negativos y permitiendole descubrir sus propios recursos.
El vaivén loco de hacer maletas y dejar todo en orden para la vuelta da paso al relax de circular en el asiento del copiloto. Por delante varios días de vacaciones, de desconexión, de no madrugar, de no pensar en nada más que en lo que vas a hacer en las próximas horas.
Sientes cierto nerviosismo cada vez que inicias las vacaciones. No sabes cómo será el lugar que os acogerá durante varios días del verano. No estás segura de que haya suficiente tiempo para poder ver todo lo que te propones.
Quieres que las vacaciones sean perfectas e intentas planificar con detalle diversas actividades a gusto de todas las edades.
En el bolso, el cuaderno en blanco que te acompaña verano. Es el cuaderno de bitácora de las vacaciones. Donde anotarás cada día los lugares visitados, las sensaciones que te han producido, los mejores recuerdos.
Lleváis un rato en el coche. Miras el reloj para calcular cuánto os queda.
Te llevas una sorpresa.
El reloj se ha parado así que miras al reloj del móvil y te das cuenta de que el móvil no tiene cobertura.
Sonríes. Debe ser una señal. Miras por el espejo retrovisor a tus hijos que van dormitando en el asiento de atrás.
Está claro que no necesitas nada más que a tus seres queridos para que los días que quedan por delante sean realmente especiales.
Disfrutando de su compañía.
Compartiendo momentos únicos.
Reencontrándote a ti misma.
Reencontrándote con ellos.
Abriendo la mente, los ojos, todos los sentidos, para empaparte bien de cada lugar nuevo que visites.
Primer día: llegada a Ribadeo y primer contacto con la obra de Dios: La playa de las Catedrales.
Día lleno de emociones y expectación.
Del peregrino y de los que se quedan en Madrid esperando su regreso.
El peregrino se despoja de sus comodidades para iniciar el viaje hacia su interior, en contacto con la naturaleza, esa gran obra de Dios. Es el primer paso para tomar conciencia de nuestra verdadera esencia.
No hay camino más duro que el que se emprende hacia el interior de uno mismo.
Reencontrarse con tu yo, desnudo, desprovisto de comodidades, de disfraces, maquillaje, del ruido mundano es toda una aventura.
Igual que la que iniciaron ayer mi peregrina y sus compañeros de viaje.
El primer paso del viaje no comienza en el Camino propiamente dicho. El primer paso del viaje comienza muchos días antes, durante la preparación del mismo.
Hacer la mochila del peregrino requiere mucho arte.
No debes llevar demasiado peso para evitar que el camino se haga muy pesado.
Caminar durante días con mucho peso al hombro no es fácil.
Hay que elegir bien lo que llevas.
En un mundo de confort todo te parece poco.
Pero el espacio de tu mochila y el peso que pueden cargar tus hombros es limitado.
Poco a poco eres capaz de reconocer que mucho de lo que llevas es totalmente prescindible.
Es el primer paso del camino de Santiago. Reconocer qué llevas siempre cargado de tu mochila y qué es prescindible. Qué es lo que quieres empezar a cargar en tu mochila vacía y qué es lo que no es necesario. Es preguntarse, francamente, sin tapujos, hacia dónde va nuestra vida y dónde quiero que vaya. Cuáles son las piedras que me he ido encontrando por el camino y que, en lugar de desecharlas, he ido cargando en mi mochila.
Cuáles son mis zonas oscuras. En las que me da miedo entrar y poner luz.
Quiénes han sido mis compañeros de viaje hasta ahora. Quiénes me han guiado con sus pasos y a quiénes estoy yo sirviendo de guía.
Es un viaje que todos deberíamos hacer. Porque todos somos caminantes y todos guiamos con nuestros pasos a otros peregrinos. Entre ellos, nuestros hijos.
A ti, Señor, presento mi ilusión y mi esfuerzo;
en ti, mi Dios, confío, confío porque sé que me amas.
Circunstancias recientes me han hecho tomar conciencia de la importancia que tiene estar siempre con los ojos bien abiertos para no perder ningún detalle de la vida de nuestros hijos.
Ser madre nunca ha sido fácil. Tampoco quiero caer en el tópico de que ser madre en el siglo XXI es más difícil por que la mujer trabaja y tiene horarios imposibles.
Creo que no es cuestión de estar las 24 horas con tu hijo sino de estar pendiente de sus necesidades no sólo materiales sino, fundamentalmente, espirituales.
Y eso sólo se consigue manteniendo los ojos y las orejas bien abiertos.
La maternidad no es únicamente saltar de alegría el día que el test sale positivo, o el día que le haces la eco 3D o 4D a tu hijo. Ni siquiera es sólo el momento del parto.
Desde el mismo instante que sabes que estás embarazada debes ser consciente de que ser madre implica que ya no dejarás de estar pendiente ni de preocuparte por tu hijo el resto de tus días.
Ser madre es una labor dura, diaria, eterna....pero profundamente gratificante cuando vas recogiendo la cosecha.
Somos conscientes de ello?
Somos conscientes de que un adolescente no requiere ni un instante menos de atención que un lactante que empieza a dar sus primeros pasos?
Somos conscientes de que debemos aprender a reconocer las señales de alarma de nuestros hijos mayores igual que somos capaces de reconocer las necesidades de un bebé con sólo escuchar su llanto?
Somos conscientes de que somos constantemente el ejemplo a seguir y el modelo a copiar de nuestros hijos?
Si somos conscientes de todo esto y de muchas más cosas que podría seguir enumerando y si realmente queremos que el mundo sea mejor para nuestros hijos, pongámonos manos a la obra.
Me gusta la gente que vibra, que no hay que empujarla, que no hay que decirle que haga las cosas, sino que sabe lo que hay que hacer y que lo hace.
La gente que cultiva sus sueños hasta que esos sueños se apoderan de su propia realidad.
Me gusta la gente con capacidad para asumir las consecuencias de sus acciones, la gente que arriesga lo cierto por lo incierto para ir detrás de un sueño, quien se permite huir de los consejos sensatos dejando las soluciones en manos de nuestro padre Dios.
Me gusta la gente que es justa con su gente y consigo misma, la gente que agradece el nuevo día, las cosas buenas que existen en su vida, que vive cada hora con buen ánimo dando lo mejor de sí, agradecido de estar vivo, de poder regalar sonrisas, de ofrecer sus manos y ayudar generosamente sin esperar nada a cambio.
Me gusta la gente capaz de criticarme constructivamente y de frente, pero sin lastimarme ni herirme. La gente que tiene tacto.
Me gusta la gente que posee sentido de la justicia. A estos los llamo mis amigos.
Me gusta la gente que sabe la importancia de la alegría y la predica. La gente que mediante bromas nos enseña a concebir la vida con humor. La gente que nunca deja de ser aniñada.
Me gusta la gente que con su energía, contagia.
Me gusta la gente sincera y franca, capaz de oponerse con argumentos razonables a las decisiones de cualquiera.
Me gusta la gente fiel y persistente, que no desfallece cuando de alcanzar objetivos e ideas se trata.
Me gusta la gente de criterio, la que no se avergüenza en reconocer que se equivocó o que no sabe algo. La gente que, al aceptar sus errores, se esfuerza genuinamente por no volver a cometerlos.
La gente que lucha contra adversidades.
Me gusta la gente que busca soluciones.
Me gusta la gente que piensa y medita internamente. La gente que valora a sus semejantes no por un estereotipo social ni cómo lucen. La gente que no juzga ni deja que otros juzguen.
Me gusta la gente que tiene personalidad.
Me gusta la gente capaz de entender que el mayor error del ser humano, es intentar sacarse de la cabeza aquello que no sale del corazón.
La sensibilidad, el coraje, la solidaridad, la bondad, el respeto, la tranquilidad, los valores, la alegría, la humildad, la fe, la felicidad, el tacto, la confianza, la esperanza, el agradecimiento, la sabiduría, los sueños, el arrepentimiento y el amor para los demás y propio son cosas fundamentales para llamarse GENTE.
Con gente como ésa, me comprometo para lo que sea por el resto de mi vida, ya que por tenerlos junto a mí, me doy por bien retribuido.
Todos tenemos una lista de cosas que detestamos. Pero es mucho más gratificante hacer una lista de momentos o situaciones que te gustan, te motivan y te hacen feliz.
Doy click a me gusta en:
1. Compartir buen rato de risas
con mi marido y mis hijos.
2. Reecontrarme con familiares y amigos y preguntarles, sinceramente,qué tal les va
3. Perderme entre las páginas de un buen libro
4. Encerrarme entre cacerolas y libros de cocina cocinando para la familia y los amigos.
5. Pasear por la orilla del mar cuando ya casi no queda nadie por la playa y lo único que se escucha es el sonido de las olas.
El desánimo cada día tiene más protagonismo en nuestras vidas.
Sólo algunos pocos se libran de tener a alguien cercano azotado por la crisis y el paro.
Y los pocos que tienen trabajo viven en un sinvivir con el miedo de perderlo, con la presión de hacer más por menos, con el agobio de no llegar a fin de mes.
Los síntomas emocionales y psicosomáticos siempre han tenido un importante protagonismo en la consulta del médico de familia pero cada vez más y más pacientes manifiestan síntomas que, a veces, no saben definir muy bien. No pueden dormir, les falta energía, no sienten ilusión por nada, ven el futuro con desesperanza.
Es difícil, cuando llevas varios casos similares y teniendo como tiene una sus propios sentimientos y preocupaciones, mantener la compostura y poner al mal tiempo buena cara.
Y no me queda más remedio que intentar arañar unos minutos para cada uno de ellos y recomendarles un cóctel que me parece infalible para volver a encontrar el centro de gravedad y recomponerse: Dedicar un poco de tiempo para la espiritualidad (si es posible con buena música, relajante)
Volver a reencontarse con uno mismo: en la era del whatsapp, el Facebook, el twitter, instagram y no sé cuántas historias más, uno habla mucho con los demás, comparte mucha información, pero se comunica poco. Con los demás y con uno mismo. , con los demás y con uno mismo.
Viktor Frankl, padre de la logoterapia, les preguntaba a sus pacientes: ¿Porqué no te suicidas?
El objetivo no era dar ideas ni mucho menos, sino descubrir de un plumazo el sentido último de cada uno para enseñarle el camino de la esperanza.
Cada uno debe reencontrarse con aquello que le motiva, que le mantiene en movimiento, que le permite seguir adelante.
A veces las personas nos aferramos a fantasmas del pasado y nos negamos a ver que ahora vivimos otra realidad. Son cadenas que nos bloquean. Que nos inmovilizan. Que hacen que no seamos capaces de seguir adelante.
Muchas veces nos regocijamos chapoteando en nuestras miserias y en nuestros fracasos, en lugar de levantarnos, sacudirnos el polvo de la ropa y seguir caminando.
Nos empeñamos en llevar una mochila en la espalda llena de cosas inútiles y prescindibles olvidando que siempre tenemos motivos para ilusionarnos, ser felices, tener proyectos y, lo que es mejor, ponerlos en práctica.
Es fundamental admitir nuestro presente y nuestra realidad para adaptarnos a ella.
Lo acaba de estudiar mi hijo en cono: fundamental para sobrevivir....adaptarse al medio.
Si esta lección la aprenden los niños de 4º de primaria, ¿ Porqué se nos olvida tan fácilmente?
Vivir con alergia es duro para el que la padece pero yo, como madre, no respiro tranquila cuando mi hija come fuera de casa.
Para ella acudir a un cumpleaños, ir de excursión, o comer en casa de una amiga es toda una aventura. He de decir que a pesar de que con dos años la dieron ensaladilla en el colegio y tuvo una reacción anafiláctica en el comedor, sus profesores y muchos de sus amigos tomaron conciencia de la importancia que tiene no poder comer nada que lleve huevo, ni trazas.
No se puede decir lo mismo de algunos familiares y muchos amigos que pueden llegar a decirte aquello tan peligroso de "si total...por un poquito no te va a pasar nada". Menos mal que ella, del susto que se dio con dos años, aprendió enseguida a preguntar por la presencia o no de huevo en la composición de los alimentos (lecitina, ovoalbúmina, lisozima......) Era todo un poema ver la cara de la gente cuando una niña de dos años y medio les preguntaba ¿lleva emulgentes?
A lo largo de estos doce años luchando con la alergia hemos tenido dos reacciones anafilácticas por ingesta accidental de huevo y una con el kiwi así que mis temores son más que fundamentados.
Hace aproximadamente un año, la alergóloga de mi hija nos propuso entrar en un estudio aleatorizado controlado de inmunoterapia oral con huevo. Hasta ahora se tardaban meses en desensibilizar a un alérgico pero con esta terapia se puede conseguir la ingesta de huevo en menos de una semana.
A mí me pareció realmente esperanzador y no lo dudé por un momento.
Sabía, como médico, a lo que nos enfrentábamos.
Durante casi diez días fuimos avanzando con paso lento, a veces retrocediendo un poco por alguna reacción más severa. Tuve que ver a mi hija pasarlo mal en varias ocasiones pero su determinación para seguir adelante hizo que yo no tirase la toalla en ningún momento.
Por fin, después de diez días, nos dieron vía libre para tomar huevo.
Yo ilusionada. Ella con mucho temor. Temor a probar algo desconocido. Temor a poder tener una reacción severa.
Fue un huevo frito.
No le hizo mucha gracia. Siempre que veía a su hermano comer entusiasmado su plato favorito le preguntaba a qué sabía. Ella lo encontró soso. La tortilla de patata tampoco le hizo mucha gracia. Y eso de comer de vez en cuando merengues, mahonesas, huevo duro, tortilla francesa tampoco le entusiasma.
Pero las reglas del juego son muy claras. Porque ella no ha dejado de ser alérgica al huevo. Y esto es algo que la gente en general no entiende.
Sólo hemos conseguido que su sistema inmunitario lo tolere. Le hemos atontado. Le hemos desensibilizada. Pero para mantenerlo bajo control, una vez que has llegado a este punto de tolerancia, debes comer huevo sí o sí. Esto es, que a diario debe comer algo que contenga huevo (rebozados, croquetas, bollería, pasta al huevo....) y al menos cada 48-72 horas huevo.
Pero en cantidades controladas. Es decir, un huevo al día. En forma de tortilla francesa, de patata, frito, merengue, mahonesa o similares.
En el momento que no sigues de forma estricta esta norma, su sistema inmunitario se envalentona y puede enfrentarse a la siguiente toma de forma más virulenta.
Con 14 años ya es una persona plenamente consciente de todo esto pero yo sigo teniendo miedo, quizá más que antes, cuando come fuera de casa. Porque hemos pasado de no comerlo a tenerlo que comer todos los días y yo no sé si en algún momento podemos tener alguna recaída.
Cuando era más pequeña, con ocho años, estuvo una semana en un campamento musical y no me agobié tanto como me siento ahora, que se quiere ir diez días a un campamento, porque ella tenía claro lo que podía no comer y su monitora estuvo muy pendiente de ella. Aún así tuvo un percance con una higuera...por querer darle higos a su amigo el caballo. Menudo agobio recibir la típica llamada que empieza con " no te agobies, pero....."
También ha estado en otras excursiones. La última, de dos días, tuve que ir a buscarla corriendo porque la monitora se sentía incómoda por cómo iban evolucionando los síntomas. Y lo cierto es que parecía un monstruo cuando la recogí. Casi me da algo. En esta caso no llegamos a saber la causa aunque no parece que fuera la ingesta oral de ningún alérgeno, sino más bien la exposición a polvo con ácaros o polen.
Hasta ahora las reacciones que ha tenido en esta fase de desensibilización han sido al hacerse un ponche, al tomar merengue o al comer huevo frito.
Ayer para cenar le puse un huevo frito. Ella estaba muy asustada. Llevaba mucho tiempo sin comer el huevo así y siempre ya que lo había hecho había tenido algún síntoma. Se lo comió con muchísimo miedo.
A la media hora se empezó a sentir mal. Se puso totalmente roja, con la cara hinchada, voz ronca, dolor de tripa y pitos....La puse su antihistamínico, su corticoide y finalmente tuve que echar mano de la adrenalina.
Qué puede suceder si se va al camino de Santiago?
Pues dos cosas...una...que no haga el tratamiento de desensibilización....con lo cual se acabó el problema. No tendrá ningún síntoma salvo que accidentalmente tome algo con huevo. Pero iremos hacia atrás en este camino largo que comenzó en noviembre.
Que haga el tratamiento tal y como debe hacerse (comer cada dos días huevo y a diario cosas con huevo)....y aquí es donde la reacción puede ser imprevisible. Y, es aquí donde realmente estoy muy pero que muy preocupada.
¿Qué hacer? ¿Cuándo parar?
Tengo 14 años y soy alérgica a huevo, frutos secos, kiwi, melocotón, albaricoque, higo, uva, melón, judías verdes y algunos pescados como el lenguado, casi desde que tengo uso de razón.
Hace unos meses mi médico decidió que era el momento de intentar lo que llaman desensibilización al huevo.
Me daba un poco de miedo pero vi la mirada ilusionada de mi madre mientras la escuchaba decir lo maravilloso que sería vivir sin tener que leerse todos los etiquetados de la tienda ni con temor a que una toma incidental de huevo pudiera suceder estando yo lejos de ella que decidí que lo iba a intentar. ¿Por mí? ¿Por ella?
Tuve que tomar un batido un poco desagradable que contenía cantidades infinitesimales de huevo. La cantidad iría subiendo en función de mi tolerancia.
Si tenía una reacción, dábamos un pasito atrás pero al día siguiente volvíamos a intentarlo de nuevo.
Lo pasé mal.
Mamá estuvo en todo momento a mi lado cogiéndome de la mano y acariciando mi pelo cuando me sentía mal.
Unas veces era un simple picor en la boca pero otras sentía un intenso picor por todo el cuerpo, sensación de falta de aire, dolor intenso en la tripa y dificultad para tragar. En estas ocasiones tanto mamá como mi médico me miraban con gesto preocupado mientras me tumbaban en una camilla y me ponían algunas inyecciones de urbasón y, a veces, de adrenalina.
Pero yo lo seguí intentando hasta que por fin, casi una semana después,....pude probar un huevo frito.
Lo cierto es que no me gustó mucho y que el recuerdo de todas las veces que me lo ha hecho pasar mal me infunde mucho temor.
Ahora hemos pasado de no poder probar ni oler las trazas de huevo a tener que tomarlo todos los días.
No sé si decir basta!!! en algún momento.
Mamá tenía mucha ilusión...
Es posible que a cada reacción mi sistema inmunitario se vaya desensibilizando y retrocediendo en su ofensiva, pero de lo que tengo una absoluta certeza es que mi miedo va creciendo.
Ayer tuve que reencontrarme de nuevo con mi archienemigo el huevo frito.
Yo no quería comerlo pero sabía que si quiero mantener mi sistema inmunitario a raya debía hacerlo.
En menos de media hora me quería morir. El picor que empezó en mis labios continuó hacia mi garganta hasta el punto de hacer que no pudiera tragar.
Mi cuerpo entero ardía mientras me ponía roja como un tomate. Pero lo que es peor...a mi habitual dolor de tripa le acompañó una sensación de falta de aire angustiosa.
Mamá no lo dudó un instante y me puso la temida inyección de adrenalina y no se apartó de mi lado hasta que pudo comprobar que aquella reacción se mantenía a raya.
A veces nos empeñamos en hablar y en intentar ser el protagonista.
Otras, uno está más predispuesto a escuchar y a ser espectador que partícipe.
De vez en cuando es bueno parar y tomar conciencia de dónde estamos y pensar hacia dónde quieres seguir dirigiendo sus pasos.
A veces nos empeñamos y nos empeñamos y nos empeñamos en pertenecer, en ser, en importar.
Y olvidamos que buscando ese objetivo dejamos de ser nosotros mismos y perdemos el norte.
Es difícil mantener el centro de gravedad en su sitio, el equilibrio, cuando los vientos que te azotan son fuertes.
Sin embargo en momentos , en los que el viento sopla casi huracanado es más importante ser flexible que ser fuerte. El junco es capaz de soportar mejor las embestidas del aire porque es capaz de adaptarse a su ritmo. Pero aunque seas flexible es importante no perder de vista quién eres y cómo quieres vivir tu vida.
Hoy he sentido los nervios de una principiante mientras conducía al punto de encuentro. Después de tontear por mail, él ha dado el primer paso.
Yo sólo conocía su voz, que me acompañaba cada día en el atasco de rigor para ir a trabajar.
Cada mañana ansiaba el momento de sentarme en el coche y sintonizar su emisora.
No sé bien qué día dejó de importarme el atasco de la gran ciudad porque cuanto más atasco había más tiempo podía escuchar su voz y más tiempo tenía para construir en mi mente una imagen varonil, madura y seductora. Una imagen que me mirara a los ojos, que me tendiera la mano y que me hiciera sentir única y especial.
Que me hiciera sentir que yo le importaba a alguien.
No recuerdo bien el día que se me ocurrió escribir el primer mail. Sí recuerdo que eran sobre las ocho de la tarde y que me encontraba en casa terminando un trabajo delante del ordenador.
Justo cuando iba a cerrarlo para ir a preparar la cena me decidí a enviar el mail.
Creo que en el fondo no esperaba que respondiera. Pero sorprendentemente tardó menos de cinco minutos en hacerlo.
Mientras preparaba la cena comenzó un ir y venir de la cocina al ordenador y una cadena de mensajes. Me sentía como una colegiala.
Así, un día tras otro hasta que llegó el momento en el que necesitaba dar un paso más.
Y el día elegido fue precisamente hoy.
Me he levantado muy decidida e ilusionada. ¡¡Hacía tiempo que no me sentía así !!!
Hacía mucho tiempo que nadie esperaba así por mí.
Me he cambiado de ropa cerca de veinte veces porque no me sentía capaz de dar con la combinación exacta que me hiciera sentir a gusto para una ¿primera cita?
Me he maquillado casi a ciegas...no era capaz de mirarme directamente a los ojos cuando me he puesto delante del espejo. Quizá porque pensaba que mi otro yo me iba a devolver una mirada de desaprobación absoluta por lo que estaba a punto de suceder. Pero ¿Qué iba a suceder? Lo que es peor, ¿Qué es lo que quería que sucediera? ¿Qué esperaba de este encuentro? He empezado a asustarme.
No era capaz de recordar la última vez que sentí los mismos nervios previos al encontrarme con Manuel.
Hace ya tanto tiempo que no somos capaces de dedicarnos los mismos besos, las mismas caricias, la misma mirada, ni compartir la misma ilusión que al principio, que ya ni me acuerdo.
Hace ya tanto tiempo que no siento el mismo deseo en su mirada... Más bien siento desaprobación y reproche.... Quizá como reflejo de los míos. Todo es rutina y desilusión.
Al bajar al garaje me he mirado en el espejo del ascensor. Es como un acto reflejo que repito cada día. Y al mirarme a los ojos he visto unos ojos ilusionados y temerosos. Mis ojos brillaban. Nada que ver con la imagen triste y descorazonada que me devuelve el espejo cada día.
Y quizá eso es lo que ha hecho que empezara a tener dudas.
Me he mirado de nuevo a través del espejo retrovisor para comprobar que todo estaba en su sitio. Me ha sorprendido ver que aunque mis ojos transmitían algo de temor, volvían a tener brillo, el brillo de la ilusión.
Cuando he llegado al punto de encuentro, su oficina, mi temor ha ido aún más en aumento.
Su secretaria le ha notificado mi llegada mientras me invitaba a sentarme en la sala de espera. Me sentido tan desconcertada que he preferido esperarle en la calle.
No dejaba de pensar ¿qué estás haciendo aquí? ¿ tú estás bien de la cabeza?
Cuando ha venido a buscarme he descubierto que su aspecto es diametralmente opuesto a lo que yo había imaginado. Y he tomado conciencia de que yo tenía unas pretensiones muy diferentes de las suyas y me he sentido tremendamente incómoda.
He contado los minutos hasta que este primer encuentro, que será el último, ha llegado a su fin.
No ha habido más contacto físico que el de los dos besos de saludo y los dos besos de despedida, fruto de esa manía tan española de saludar a los desconocidos con dos besos y no con un simple apretón de manos.
Cuando nos hemos separado he emprendido el camino hacia el coche. Al principio caminaba despacio, como mareada. Necesitaba coger aire. Me sentía confusa. Tenía ganas de salir corriendo y es justo lo que he hecho.
De pronto he comenzado a correr. Cada vez más rápido, hasta que el dolor muscular, causado por meses de inactividad, me ha hecho tomar conciencia de que todo había sido muy real. No un sueño. He llegado al coche totalmente descolocada, despeinada, desorientada, sudorosa y dolorida. Sentía dolor físico pero también en mi alma.
Después de unos minutos de desconcierto ante la imagen que me devolvía el cristal me he dado cuenta de que había comenzado una huida hacia adelante, por el camino más fácil. Pero me he dado cuenta a tiempo. Mientras empezaba a recomponerme un poco me ha entrado la risa. Una risa nerviosa y desconcertante que ha acabado en lágrimas.
Y he decidido empezar el camino de nuevo en busca de el reencuentro.
Relato de ficción. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.
Fade into you. Mazzy Star
I want to hold the hand inside you
I want to take a breath that's true
I look to you and I see nothing
I look to you to see the truth
You live your life
You go in shadows
You'll come apart and you'll go black
Some kind of night into your darkness
Colors your eyes with what's not there.
Fade into you
Strange you never knew
Fade into you
I think it's strange you never knew
A stranger's light comes on slowly
A stranger's heart without a home
You put your hands into your head
And then smiles cover your heart
Fade into you
Strange you never knew
Fade into you
I think it's strange you never knew
Fade into you
Strange you never knew
Fade into you
I think it's strange you never knew
I think it's strange you never knew.