Puede que el 2014 nos traiga, entre otras sorpresas, la marea privatizadora de nuestro jefe que parece, de forma silenciosa como la tempestad que precede a la calma, seguir adelante irremediablemente. Puede que los centros sean gestionados por EBAs y sean ocupados por profesionales más JASP (jóvenes absoluta y sobradamente preparados) pero de lo que estoy segura es de que no vendrán médicos de familia más entregados día a día a sus pacientes que muchos compañeros con los que tengo el honor de trabajar y haber trabajado.
Mientras el futuro trae lo que tenga que venir, quiero resumir mi año profesional en momentos que han ido ocupando mi mochila.
Algunos buenos, otros tristes, otros conflictivos.
1. La Alegría por la feliz espera de un hijo y por su nacimiento. Por el nacimiento de un nieto. Por recibir, al fin, buenas noticias. Por alivio al saber que los resultados están bien. También porque he conseguido un trabajo o he resuelto el conflicto con mi pareja, mis hijos o mis padres.
2. La Tristeza por la vivencia de una enfermedad que no tiene cura, por acompañar a un ser querido en su sufrimiento, por la muerte de mi marido, de mi madre o de un hijo. Por no poder quedarme embarazada.
3. La Rabia y la Frustración por vivir situaciones de conflicto en el trabajo, en la familia, en el matrimonio o en la consulta. Por no conseguir algunas cosas que deseamos. Al saber que mi enfermedad es crónica y no tiene cura. Al darme cuenta que me voy haciendo mayor y tengo mis limitaciones. Por no ser capaces de superar tantas crisis de pareja.
3. La Rabia y la Frustración por vivir situaciones de conflicto en el trabajo, en la familia, en el matrimonio o en la consulta. Por no conseguir algunas cosas que deseamos. Al saber que mi enfermedad es crónica y no tiene cura. Al darme cuenta que me voy haciendo mayor y tengo mis limitaciones. Por no ser capaces de superar tantas crisis de pareja.
4. La Rebeldía porque no "quiero hacerme los controles" de mi tensión o mi azúcar, hasta que tengo un susto. Porque me resisto a hacerme mayor.
5. La Incertidumbre ante el futuro, hasta que conozca el resultado de mis pruebas,
6. El Miedo a un embarazo inesperado, a una intervención quirúrgica, a empezar a utilizar un tratamiento nuevo. A ser tratado diferente por no tener recursos, por ser de distinta raza o religión.
7. La Angustia de vivir en un país extranjero sin familia ni amigos a los que recurrir si me pasa algo, por no poder acudir al funeral de mi padre fuera de España o por vivir la enfermedad de un hijo desde la distancia insalvable de miles de kilómetros y un océano.
Seguramente hay muchas más. Detrás de todas ellas están las caras de muchas personas que no puedo ni debo nombrar pero a las que quiero agradecer que me permitan compartir con ellos todos estos momentos y alegrarme, entristecerme, dudar, sentirme frustrada en tantos momentos. Porque así puedo seguir aprendiendo cada día de todos los matices de las emociones que podemos tener cómo podemos enfrentarnos al proceso de la salud y de la enfermedad.
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