lunes, 23 de febrero de 2015

El consumo excesivo de medicamentos en el primer mundo

A lo largo de esta semana, por diversos motivos, he pensado varias veces en escribir un post sobre el consumo de medicamentos en España. No encontraba el momento. Pero, esta mañana, mientras desayunaba con mi hijo, me he quedado perpleja y finalmente me he decidido.
En un canal infantil, se promocionaba el consumo de medicamentos a través de este vídeo.

 
Después, he visto en internet, una foto que me ha dejado aún más preocupada. Un cuenco de cereales en forma de pastillas. Y, de verdad, me he quedado perpleja. Porque me parece preocupante que ya estemos aleccionando a los más pequeños para seguir siendo el segundo país más consumidor de medicamentos del mundo.
 
Me parece tremendo que, mientras una parte del mundo muere por escasez de alimentos, otra se medicalice en exceso.
 
No es una percepción mía de un lunes postguardia.
 
 

 
Precisamente es EEUU el único país del mundo en el que el consumo de medicamentos supera a las cifras que tenemos en España.
 
Y es un tema realmente preocupante ya que el consumo generalizado de algunos medicamentos, no exentos de efectos secundarios, como los antiinflamatorios, los inhibidores de la bomba de protones (omeprazol) o las estatinas para disminuir los niveles de colesterol que produce nuestro estado de bienestar y nuestra dieta inadecuada ( Dieta para prevenir enfermedades coronarias )

Se echa mucho la culpa a la industria farmacéutica afirmando que crean enfermedades para después promocionar productos para curarlos, pero yo también echo la culpa a la sociedad en qué vivimos en la que se busca el estado de bienestar total, la inmediatez en la resolución de los problemas, y la escasísima tolerancia a la mínima molestia.

Medicalizamos cualquier problema cotidiano como puede ser la caída del pelo, la tristeza por una ruptura, la crisis por la maternidad o por un conflicto familiar, las molestias banales de un catarro, el dolor ante un traumatismo leve. Y no sólo somos capaces de tomar tres o cuatro fármacos distintos para mitigar las molestias que estas dolencias leves nos producen sino que exigimos que la resolución de las mismas sea inmediata.

No digo que los médicos no tengamos parte de culpa en todo esto. Pienso que la sociedad también debe tomar conciencia de este importante problema de salud pública y entonar su propio mea culpa.
 

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