"Doctora, no sé bien qué es lo que me pasa. Lo único que sé es que tengo miedo de cometer una locura. Hace dos días me di cuenta de que estaba pensando fríamente cómo quitarme de en medio. Por favor no me deje caer".
Así de rotundo. Sin anestesia.
Y tú, consciente de la hora y media de retraso que llevas, sabes que no puedes limitarte a hacer una interconsulta con el psiquiatra o a extender una receta de antidepresivos cuando alguien te plantea un reto así porque cada día son más las personas que consultan por problemas emocionales, crisis de ansiedad, cuadros depresivos, sobrecargas familiares, problemas de acoso en el trabajo. Muchos de los problemas físicos que vemos en la consulta del médico de familia son somatizaciones. Y la mayoría de ellos no deben ser tratados sólo con pastillas.
Como he dicho más veces, ante una consulta así se para el tiempo, se descuelga el teléfono y te aseguras que nadie interrumpa este momento único en el que un ser humano reconoce la debilidad y la fragilidad más extrema para pedir que le tiendas la mano. Para poder explorar en el interior de la persona que tienes delante y dilucidar por dónde ayudarla a encontrar sus recursos para encontrar la luz de nuevo.
A todo ello se suma el hecho de que nosotros, que somos personas y tenemos nuestros propios problemas, también tenemos nuestras dificultades para mantener el alma serena, creer en el futuro y ser capaz de transmitir optimismo y serenidad a los demás.
Pero creo que el medico de familia, más que nadie, está obligado a ello.
Es nuestra obligación mantener la calma, dar a cada uno su tiempo, escuchar sus problemas y atender sus dolencias de la manera más eficaz posible, siendo conscientes de que no podemos dar respuesta a todos sus problemas ni cura para todas sus enfermedades.
La medicina no lo sabe todo ni lo cura todo.
La medicina muchas veces sólo sirve para paliar, cuidar y acompañar.
Y es nuestra obligación estar preparados para acompañar, para escuchar y para guiar, porque no sólo con pastillas se debe tratar la enfermedad. A pesar de que cada día vemos mas pacientes debido a esos recortes.
No les neguemos al menos esos momentos en los que se pueden sentir atendidos y escuchados, ni desaprovechemos la oportunidad para brindarles nuestra ayuda.
Gracias por publicar tus sentimientos.
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