martes, 8 de diciembre de 2015

La importancia de lo cotidiano

Sin darnos cuenta, se acerca la Navidad y se acaba el 2015.
En estos días previos, la mayoría se concentra en comprar regalos y preparar comilonas centrándose sólo en el consumismo. Sin embargo muchos vivimos realmente su esencia y aprovechamos para hacer recuento del año que termina.
El 2015 no ha sido un buen año para nuestra familia.

Aunque acabamos el 2014 con una gran ilusión y muchos motivos para dar gracias, el 2015 escondía muchas pruebas de fuego para nosotros.
La ELA estaba esperando agazapada, para sorprendernos en una esquina del camino en el mes de mayo. Y de golpe, todos esos momentos cotidianos cobran protagonismo en nuestro día. Bien para valorarlos, bien para darnos cuenta de tantos detalles que  nos hacen autónomos o nos convierten en dependientes.
Y es entonces cuando descubres que la vida no sólo se compone de momentos para la risa ni de felicidad. También hay que saber convivir con la pena y la tristeza.
Las dificultades a las que nos enfrentamos y los pacientes en su vivencia de la enfermedad son los que más nos enseñan, precisamente, cómo es la vida y cómo hay que vivirla. Mi padre como paciente y mi madre como cuidadora, me están enseñando mucho a lo largo de estos meses en los que voy paseando, sin parar, de una a otra fase del duelo de Kübbler-Ross (negociación, ira, negación, aceptación, tristeza).
Me han enseñado que, a pesar de las dificultades se puede ser feliz, disfrutando de los pequeños detalles cotidianos, compartiendo lágrimas, miedos y rebeldías. Un abrazo, llorar o reír juntos, un beso con el corazón, una partida de cartas, restaurar un mueble viejo, montar una estantería, cortar arizónicas, aprender un plato nuevo, tomar un refresco disfrutando de la impresionante vista desde el Parador de Toledo, el chocolate con churros de los jueves en los que compartimos risas con quien no nos deja caer, recordar buenos momentos en familia, echarse unas risas con los amigos, sintiendo el cariño de lo que nos dan la mano cuando sentimos que nos caemos, una mirada que encierra todo sin necesidad de articular palabras, contemplar una puesta de sol, contar estrellas fugaces, sentir la lluvia en el rostro, escuchar el mar, entregar nuestro esfuerzo para cuidar al que lo necesita, estar atento a la lágrima silenciosa del que sufre, …..tantos y tantos momentos únicos y especiales que perdemos en la vorágine del día a día, en lo cotidiano y en lo que no tiene realmente tanto valor aunque se compre con la tarjeta visa.
Cualquier momento es bueno para ser feliz y disfrutar de la vida que nos queda por vivir. 

Sólo hay que abrir los ojos y saber contemplarlo.
Gracias a todos los que formáis de esos pequeños detalles cotidianos que son los que realmente importan.




Will you be my shoulder when I´m grey and older?
High. James Blunt

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